Digamos que te digo que he estado de viaje, que cumplí con mi propósito de este año de no dejar pasar la oportunidad de ver, de saber que hay mas allá…ahí, detrás de ese sol que en tantas ocasiones hemos compartido tu y yo, en mis atardeceres o en tus amaneceres.
Digamos que tras una gran cantidad de dudas por como seria mi “primera vez”, escogí de forma totalmente aleatoria estas islas, y ahí estaba, encima, perdón, dentro de un avión, sobrevolando una inmensa cantidad de desierto para llegar a mi destino, Sao Tome y Principe.
Llegar al aeropuerto, con los estándares del único que conocía, el de Barcelona…bueno, ahí ya tuve mi primer choque, luego ver a la salida, a todos los que esperaban poder pillar a alguno de nosotros para rematar un día, como pude comprobar mas tarde, como algo que les permitieran poder tener algo mas de dinero para llevar a sus casas, aunque, para la gran mayoría, decir casas es darles mucha mas categoría de la que aquí, en España, les daríamos.
Tuve miedo, como te contaba en mi ultimo post…porque me ves raro….me preguntaba que demonios hacia aquí¡¡¡.
Pero tuve ayuda…me disteis ánimos y mucho mas, me disteis las razones justas y adecuadas para compartir aquello que sentía.
Y ahí comencé a darme cuenta de muchas cosas, de lo afortunado que soy por tener agua caliente, por tener un centro de salud cercano y lleno de todo lo que se precise,¡¡ el water¡¡, no puedes imaginarte como he echado de menos poder sentarme y hacer….bueno , pues eso.
He tenido, hoy mismo ha habido una de ellas, y espero que, hasta que el avión me retorne a esa ciudad caótica y fría de sentimientos en mas ocasiones de las que quisiera admitir, hoy como te decía, he vuelto a adquirir mas experiencias que llevar en mi mochila personal, aquella, que desde hace tiempo, tu estas en ella.
Quiero anotar cada una de ellas, quiero que permanezcan de un cierto modo, en mi memoria, en estas paginas virtuales, para que nunca olvide tantas y tantas lecciones de vida, porque como bien me decías…Y vivir es algo mas que respirar.
Hace poco colgué en las redes sociales, me considero infectado por ello, no puedo negarlo, una foto que, a priori podría decirte…que bien se lo esta pasando ¡¡¡ un plato de dos cangrejos enormes y una cerveza fría!!!…pero la historia que había detrás, era bien distinta.
Llegue al pueblo cercano el mediodía, había estado paseando por la carretera, hasta que un taxi de los que hay aquí a montones, un taxi de dos ruedas para que te sitúes, me pregunto si quería llevarme hasta el siguiente pueblo y bueno, total, el precio era mas que correcto y acepte.
Me dejo en plena calle principal, es decir, en la única que hay, el resto suelen ser de tierra o piedras, según el terreno donde se han colocado a vivir los de aquí, y bueno, vi que el océano estaba cerca y me dirigí hacia ahí.
Entiéndeme, siempre he sido de montaña, pero a estas alturas de mi vida, reconozco que ver las olas golpeando rocas altas, diciéndome…ven si tienes huevos…. me resultan de lo mas atractivas, me gusta ver como no tienen prisa, que saben que mas tarde o temprano, esas rocas cederán y ellas, las olas seguirán golpeando hasta el fin de los días, sin pausa, sin descanso, si, te reconozco que me gusta ver un océano embravecido.
Quizás a los pescadores de aquí, si supieran de mis gustos, me cogerían por mis partes y me dirían de todo, por suerte,son un pueblo increíble, pero no leen la mente, o eso creía yo, pero eso sera otra historia.
En fin, que ahí estoy, tras las fotos de rigor, prepararme una buena pipa, encasquetarme la gorra, este sol es terrible, y pensar en… no se, es lo que tiene venir solo a estos sitios, no tienes con quien hablar y créeme, es algo que he agradecido tanto como echado de menos en mas de una ocasión.
Supongo que tengo la vista desentrenada y el oido medio sordo, porque a mi alrededor, se han juntado media docena de hombres y mujeres y todos miran en la misma dirección…ahí hay una barca, de madera, de madera mala de narices, nada de lo que yo he visto nunca, ni siquiera en las películas, pero ahí esta, en medio de ella y remando con una lentitud y firmeza…se llama Abilio, como supe mas tarde, uno de los, los llaman así, “mayores”, abuelos con apenas 50 años, que la vida les ha marcado el rostro y las manos, con mil y una cicatrices y arrugas.
Había salido bien temprano, a la misma hora que salen todos los pescadores del mundo, fueras a donde fueras, y de vuelta, digamos que el océano se había encaprichado de fastidiarle el día.
Te reconozco cierta angustia por ver como peleaba en cada ola, por como, sin apenas notar cansancio, remaba y remaba a la seguridad de la playa, pero aun me sorprendió ver las expresiones de quienes estaban a mi lado, no era indiferencia, aunque al principio pudieras pensarlo, sino mas bien resignación, como si hubieran aceptado, y creo que es así, que hay cosas que no pueden controlar, y lo tienen asumido, aceptado, así que solo esperaban ver como se desenvolvía todo.
En un ultimo empuje y tras esperar un tiempo enorme para mi, me dio tiempo de comerme tres uñas, Abilio decidió que ya era hora y acometió los, se que solo eran metros, pero a mi me parecieron km, los últimos metros para llegar al refugio de la arena.
Quienes me rodeaban, se aprestaron a hablar con el, le ayudaron a recoger su pesca y sus aparejos, mejor sera que no te diga en que consistían, no solo porque no tenga ni puñetera idea de como se llaman, sino porque incluso yo, se que aquello era los mas sencillo, aprovechado y reciclado que pudiera existir en la faz de la tierra, para pescar.
Como te digo, le ayudaron a dejar la barca en tierra y mientras recogían el fruto de su jornada, se iban retirando y dejaron a Abilio y a mi solos en la playa.
No se si había reparado en mi, aunque ya te digo que casi 180 de altura y mas de 100 kg, barba blanca, blanco, bueno, mas bien rojo por este sol, gorra, pantalones largos.. en fin, ya te digo que no parezco del país, créeme.
Pero surgió de el un Bon día casi casi alegre, saludándome con la energía que he visto de forma continua en estos días, y siguió mirando al mar, perdón océano, he de situarme que estoy en medio del Atlántico, y bueno, su gesto no era muy tranquilizador, digamos que incluso yo vi que estaba preocupado.
Su mirada no dejaba de ir hacia las casa que se veían, ahí, a unos centenares de metros, como si quisiera que se presentaran para algo que no tenia ni puñetera idea de que seria.
¿Por que me baje hasta el?
Dejar la mochila mas arriba de las piedras, la cámara que llevaba colgando, el móvil fuera de la funda…me baje con el.
Aun tengo presente como me miro… como se que decía algo que no entendía, pero si que entendí que su mirada se elevaba hasta aquellas piedras, y ahí comprendí que quería subir la barca, hasta donde pensaba que estaría mas segura con aquella mar, perdonnnnnnn, océano.
Coger el la barca por un lado, yo por el otro, apretar los dientes y pa’ arriba¡¡¡.
Vamos a ver…son de madera de la que ni siquiera querría hacerla servir para el fuego, pero no veas como pesaba¡¡¡, y así que ahí estábamos, el, supongo que en alguno de esos idiomas portugueses que se hablan aquí, y yo, principalmente renegando en español, compartiendo insultos y demás.
Ya habíamos llegado a los pies de las rocas y aunque estaba mas tranquilo, parte de su mirada se dirigía hacia las olas y luego hacia arriba, como diciéndose…es lo mejor que se puede hacer, supongo que acepto, con esa resignación que nace de una vida diaria peleándose con los elementos a cada instante, que no podía hacerlo mejor.
Pero claro, y me adelanto a lo que me dirás, no tenia ni puñetera idea de los elementos esos, y sigo siendo un cabrón inconsciente de mis capacidades, así que, me limite a mirarlo, a mirar las olas, mirar donde estaban las rocas mas accesibles y me acerque a una punta de la barca.
Decirte que la levante hasta que el extremo toco parte arriba seria describirte de forma muy resumida y exacta lo que paso, aunque bueno, para ello, estaban los gritos de asombro de Abilio…atenção, atenção…tras colocar el primer extremo arriba, solo me limite a mirar hacia el y ,como en las películas de indios, en este domino extensivo que tengo de los idiomas, le señale la parte de abajo y, bueno, el entendió que estaba loco, porque no veas como meneaba la cabeza.
No voy a extenderte en como acabe, sudando no, lo siguiente, pero la jodida y puñetera barca de las narices estaba arriba.
Abilio me sonrió, extendió la mano y me la apretó de tal forma, que creía que en la espalda y la rodilla solo tendría agujetas, comparado en como quedaría mi mano.
Se extendió en una largo discurso que entendí a medias, me agarro por el brazo y me llevo a su casa.
Su mujer, de la que no recuerdo el nombre, se limitaba a escuchar lo que el le estaba contando, mientras me señalaba y, eso si lo entendí, me llamaba…grande forte velho turista…algo así como el turista grande fuerte y, joder, eso me fastidiaba, viejo, aunque para ellos, es un rasgo de honorabilidad.
Joder, como me miro esa señora, y mientras hablaban entre ellos, saco un mantel, lo coloco en la mesa, dos cervezas que me supieron a gloria y una silla, en la que entendí que estaba invitado a comer con ellos, y si, lo se, lo correcto seria decirle a esta gente que no era para tanto, que había sido solo el fruto de un arrebato, por el que, tu misma, sabes que es habitual en mi, pero ¿sabes?, aquella señora daba miedo.
Como para llevarle la contraría¡¡¡
Fue una comida increíble, con un montón de curiosos por ver quien era el loco que había subido la barca hasta ahí arriba, por un montón de apretones de manos, por un buen montón de guiños hacia mi barba blanca, por las risas curiosos de alguna que otra vecina de ellos dos que se acercaba para verme.
No recuerdo cuando fue la ultima vez que comí cangrejos de estos enormes, centollos o nécoras se llaman aquí, en España, no es un plato de mi gusto, el marisco, pero créeme, nunca creo poder comer algo con mas buen gusto, acompañado de banana pan, un remedo del pan que conocemos todos, cerveza del tiempo, pero sobre todo, acompañado por todos ellos.
¿Sabes?
Me sentí feliz.
Me alegra saber que al final te has sentido feliz…yo nunca echo de menos esas comodidades como el water, la luz, el agua … porque sé que es por poco tiempo,que no me voy a quedar ahí para siempre y tampoco me siento especialmente afortunada por tenerlas porque sé que no lo es todo! … Por lo general em quedo con las sonrisas y con la amabilidad; de esa no suelo encontrarme tanta por estos lares donde hay wateres cómodos y trenes de alta velocidad… Y lo de que no distingas centollos de nécoras no te lo perdono! jajajajajaja Soy gallega! Aquí con esas cosas no tenemos dudas 😉
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Jajajaja, pero tú imagínate….a mi edad, que acabo de sacarme el pasaporte, porque lo más lejos que había ido había sido a Francia…y me voy a donde Cristo perdió la zapatilla!!!!
Para mi ha sido….. increíble, no encuentro otro adjetivo.
Y aún espero sacar más chicha de estos casi quince días que he estado.
Gracias por tus letras.
Un saludo de uno que es descendiente de gallegos!!!
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Lo que es increíble es que siendo descendiente de gallegos no hubieras estado antes donde Cristo perdió la chancla antes 😉 Porque los gallegos tenemsola fama de llegar a tod@s lados… a dónde aún no han inventado las chanclas! jajajaja
Un abrazo y ahora que has cogido carrerilla no lo dejes!!! 🙂
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Ya te digo¡¡¡¡¡ y ya sabes, nunca es tarde para nada, y tienes razon, quizas pronto encuentres algun texto de otro viaje que me hubiera propuesto.
Lo que si te digo, es que deberia ser algo asi como ua asignatura, el viajar fuera de nuestra zona de confort y darnos cuenta de los beneficios o no de aquello que damos por descontado qiue tenemos.
Para mi ha sido…darme vida.
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Pues si que has logrado una historia Formidable.
Te diré que también soy llamado a los viajes virtuales… muchas de mis excursiones andan por España por lugares que tan solo conozco por medio de la lectura e investigación.
Te deseo mucho éxito.
Adelante y Bendiciones.
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Aparte de la historia…es el contacto humano que he conocido.
Es increíble.
Para mi, he de decir que ha sido toda una cura de humildad.
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Gracias por tus letras.
Un sañudo
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