Historias tristes

Todos tenemos nuestras propias historias tristes…

Un café, una breve llamada preguntándome como estaba y he ahí la respuesta.

Todos tenemos nuestras propias historias tristes.

¿Para que engañarte?

Pues si, y eso que no soy de los que siempre salen sonrientes en las redes sociales de moda, exhibiendo una sonrisa enorme ante un plato increíble de comida, o mientras estoy de fiesta con algún que otro amigo, de aquellos de los que se, que nunca podre llamar a las tres de la mañana para decirle que quiero hablar.

Porque no podemos tener historias tristes?

Nos hemos acomodado a dar una imagen ya preestablecida que, sin la cual creemos, no vamos a ser de interés para nadie.

¿Te cuento un detalle?

Siempre cuelgo chistes, o mas bien casi siempre, salvo quizás cuando encuentro alguna de esas frases que, sin duda mas de uno cree que son dedicadas a alguien en concreto… pero no es así, créeme, en fin, como te decía, siempre cuelgo chistes, frases motivadoras y cuando estoy de viaje, en esas escasas ocasiones, cuelgo fotos de los increíbles sitios en los que he llegado a sentir…no se, cualquier cosa que fuera desde la sorpresa, admiración, alegría o sencillamente, mi propio disfrute por lo que acabo de descubrir.

Mi animo no esta para chistes, la gran mayoría de ocasiones, y mas últimamente, en la que esta puñetera vida esta empecinada en volverme del revés, debería estar retirado a una isla desierta y no salir de ahí en décadas, pero ahí sigo, pensando que alguien al leer esas breves lineas, quizás le consiga una breve sonrisa, a pesar de sus propias historias tristes, y ello me saca, en buena medida de esta historia miá personal.

Cuando me has preguntado por como estaba…

Estoy con una de esas historias tristes.

Pero como toda historia que se precie, al final siempre ganan los buenos.

Y al final siempre pago la cuenta, levanto el cuaderno donde escribo en ocasiones estas lineas, salgo afuera, respiro y…

Estoy bien y como ya podras adivinar… a seguir acumulando historias.

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