A pesar de que me reconozco muy adicto a la lectura, el libro de los récords no ha sido aun visitado por mi curiosidad, aunque ese detalle, después de lo que he vivido…
Porque a ver, dime tu a mi si existe alguna categoría de como vomitar lo que no te has tomado, durante no menos de seis o siete ocasiones, en apenas tres horas¡¡¡.
Y todo, porque en esta nueva ocasión que me ha permitido volver a esta isla, a mi isla, en la que el silencio me llena de calma, los constantes cambios de luz me alegran el alma por ver cada detalle de forma distinta a la anterior, a este personaje, del que ya ha surgido en un par de anteriores relatos, Ernesto, se le ocurrió la brillante idea de salir a dar una vuelta con su barca, Magua, al fin y al cabo, la isla no es solo tierra, también es el mar que la rodea, perdón, el océano que la envuelve.
Y aquí estoy, en una barca que me parece minúscula dentro de esta inmensidad de agua, vomitando hasta lo que no puede existir en mi estomago y viendo cierta sonrisa torcida en la cara del patrón de este infierno liquido en el que me he sumergido.
Algo tendría que haber supuesto, al fin y al cabo, tras salir de madrugada y ver salir el sol mas allá del faro de Orchilla, el faro que surgía en las novelas como el del fin del mundo, ahí, en medio de la nada, en la nada liquida entiéndeme, Ernesto se limito a parar el motor y hacer un café con unas galletas, que sin duda, atemperaron no poco mi estomago.
Así que, ahí estoy, en una especie de columpio de madera, empujado por olas, para mi enormes y que el, el patron, se limita a señalar,que esta el mar algo inquieto…inquieto dice el condenado, olas de mas de tres metros de altura, y el, lo llama inquieto…joder, cuando vengan olas grandes, no se como demonios lo llamara, un columpio, por cierto, en el que ya he conocido de primera mano, muchos de sus rincones, al fin y al cabo, cada golpe que me dado tras apenas tres horas de travesía, atestiguan dicho conocimiento.
Recuerdo la figura de el, recostado en uno de esos escasos rincones de la cubierta, suelto, libre, como quien no esta sujeto a unos vaivenes que a mi, aun todavía estaba preguntándome como es que no había saltado por los aires, y haciéndome preguntas..
-Y dígame Jorge…¿Que le parece?, señalándome a un punto indeterminado de…ningún sitio.
A estas alturas, entre lo que mi estomago dice que aun tiene por sacar, lo que mis piernas y brazos intentan sujetar un vaivén sin fin, y mis ojos que no pueden estar fijos en ningún sitio, porque no hay nada que mirar…¡O quizás si?
Por que ahí, a lo lejos, he visto algo, algo que saltaba, algo oscuro en un principio y brillante instantes después.
Se lo digo, entre asustado por no saber que clase de monstruo marino acecha por ahí y expectante por ver como, mi respuesta saca una gran sonrisa por su parte.
Su respuesta se limita a encender el motor y, no me preguntes como demonios lo se, pero la barca, de la cual conozco cada rincón con aristas para hacer un morado, la barca digo, la noto alegre, el motor no suena a cansado y…¡¡¡ puñetas!!!, ¿como es posible que las olas han desaparecido?, ¿porque no hay ese vaivén del infierno regirandome el estomago?.
No tengo mucho mas tiempo para volcar esas ideas en preguntas a Ernesto, porque esta ocupado entre una sonrisa que brilla en su rostro y las manos que cogen el timón y le hace mantener un rumbo hacia…
¿Que demonios….?
A mi lado, lo juro por lo,,,por lo que quieras, a mi lado esta el pez mas grande que he visto en mi vida, al menos tan cerca, no se si cuenta haber visto una merluza de tres kilos en el Mercadona, pero créeme, este es considerablemente mayor.
Son calderones me aclara Ernesto.
No puedo dejar de ver una cabeza bulbosa, cabezona, oscura, rematada en una boca…me sonríe¡¡¡
No dejo de mirarlo…debe de tener, no se, ¿10 metros?, ¿8 metros?, joder¡¡¡ me parece el animal mas hermoso del mundo, y así se lo hago saber a Ernesto.
Este se ríe, y me reconoce que no esperaba menos de mi, alguien que nunca ha salido de tierra firme y que solo ha visto a sus primos en el zoo y documentales.
¡¡Delfines¡¡, ¡¡Por dios!!, estoy con delfines.
Y ahí me tienes, recostado en la borda de Magua, con una mano a medias de tocar a una hermosa criatura, con temor de asustarla si llegara a atreverme.
Medio incorporado veo que no esta solo, nunca lo estan me aclara Ernesto, son los seres mas sociales que existen.
No puedo decir nada, estoy hipnotizado con el vaivén de esos cuerpos al lado nuestro, al incorporarme, veo que estamos rodeados por no menos de una docena de ellos.
Ya la conocen, me aclara Ernesto, conocen a Magua.
Supongo que mi cara es un poema, por no llamarlo de otra forma, porque no entiendo nada de nada.
– Vera Jorge, hace ya unos pocos años, había acabado mi jornada de pesca, opero mi pillo algo tarde, así que, como ahora, me puse al pairo, algo así como punto muerto, y me dispuse a fumar un poco mientras leía. En un tiempo sin concretar, comienza a notar que la quilla, osease la columna del barco, se agitaba, sonaba como si algo la rascara..al rato vi que era una familia de ellos, que atraídos por los restos de mi pesca y quizás por diversión, los mas jóvenes estaban rascándose con mi Magua.
-Desde entonces, y siempre procuro que sea por las mismas aguas y fechas, suelo pasarme de vez en cuando a ver si vuelvo a ver al mismo grupo.
-Como hoy.
Se que lo estoy escuchando, se lo que esta diciéndome, pero no puedo apartar la vista de semejante belleza, es como si el agua le resbalara por la piel…no puedo verlo, pero debajo de esa piel hay un montón de músculos que consiguen que apenas se mueva avanzando por el agua.
No se que decir.
Estoy prácticamente paralizado de algo que nunca llegue a creer…una sonrisa que me saluda en una cabeza gorda como una sandia, oscura, un cuerpo enorme para mi parecer y que, lejos de inundarme miedo, aun me queda el recuerdo de Tiburón.
Son hermosos, llego a murmurar…
– Lo son, me dice Ernesto muy suave, ellos y sus primos, los carnales, los directos, los que quiera usted llamar, todos ellos, son, junto con las ballenas, los seres mas magníficos del mar.
Solo puedo asentir con la cabeza y mirarlo fijamente y susurrarle…Gracias.
– Aun no me las de Jorge, ¿Por qué cree que le dije que viniera en bañador?.
Los delfines son increíblemente hermosos, en verano solemos ver muchos por estas costas, llegan en familias , precioso verlos. Para mí es un animal fetiche. Los adoro!. Gracias por tus historias . Feliz finde Jordi!
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No solo son hermosos, son…no podria explicartelo, , la verdad, pero son seres unicos.
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Lo dicho… Me parece q és de lo mejor y más bonito q has escrito, sin reservas… Y es q cuando los sentidos se rodean de belleza… És imposible contener las palabras. Felicidades, se nota q estos días has leído y tb liberado ataduras 🤗😘
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Maravilloso
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Me ha encantado la historia. Un abrazo.
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Gracias¡¡¡¡
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