Hoy toca….

Hoy toca…no sé, ¿escribirte?.

Y no es una pequeña cuestión, porque de estas letras que inicie, dependerá si crees que es oportuno leer lo que a continuación te narrare…

Erase una vez, un hombre, uno del sexo masculino, de esos que solo piensan en nada cuando les preguntas, y que siempre tienen la mirada puesta en el lejano vació del horizonte, alguien que siempre vivió con miedo, un enorme y pavoroso miedo y que siempre le corría por lo más profundo de su ser, alguien a quien recompensaron con chapas y trozos de tela, creyendo que honraban la valentía que demostró en ocasiones, cuando lo que hacían era recordarle todos aquellos días, aquellos instantes, las noches en las que se enfrento a todos los demonios, los suyos propios e incluso ajenos, demonios de fuego en ocasiones, de hielo incluso llegaron a ser, hubo días en que era la oscuridad la que le atenazaba bajo metros de tierra y que solo una fina cuerda le daba la seguridad que necesitaba, hubo incluso un par de ocasiones, quizás fueran mas, nunca los contó, fueron peleas con dos o tres elementos a la vez, noches de tormenta cayendo en su camino, mientras arrastraba lo que era el objeto de su misión, días en las que el viento rugiendo le traía llamas que el combatía jurando a todos los dioses que trajeran más, ¡¡¡mucho más!!!, que no iba a consentir caer rendido por la falta de aire que del fuego se alimentaba o por que sus miembros quedasen entumecidos por el frio del agua que le caía sin parar.

Erase un hombre que siempre vivió con miedo, y aun mayor creció este, cuando surgió la que sería la mayor prueba de su mortalidad, su particular kriptonita, aquella que siempre supo cómo jugar con la sonrisa de niña pequeña, lo que siempre seria para él, aun cuando cumpliera 125 años¡¡.

Erase un hombre, que cuando creía haberse escondido y que nada ni nadie más podría encontrarlo, cuando creyó que todo había quedado atrás, que solo eran ya recuerdos lejanos de otra existencia pasada, surgió el ser más pequeño de la vida y trastoco todo este mundo, de un confín al otro.

Erase un hombre que, destinos del azar, estuvo en el momento en que tuvo que volver a sentir miedo, durante más tiempo del que creyó ser capaz de soportar, pero con el añadido del que sintió hacia quienes solo le veían reír, sonreír sin temor…cuando en realidad, ese viejo conocido le ataco con más fuerza, con ansia de revancha incluso, creyendo que sus fuerzas, por el tiempo transcurrido, hubieran menguado.

Erase un hombre, que cuando casi estaba derrotado, cuando su viejo enemigo se regodeaba ante su inminente victoria… ¡¡¡por fin he ganado!!!, tuvo que creer en el destino, aquel destino del que renegó siempre y que le permitió que se cruzara con ellas dos, una que siempre tenia unas palabras de ánimo y de reproche por la entrega supuestamente desinteresada de el y ella que le abrazo en un momento clave de casi renuncia, de inminente derrota, y sin que ellas lo creyeran nunca, ni siquiera a dia de hoy, le llenaron el espiritu, las ganas de seguir peleando, de ansia por ganar, de no renunciar nunca a ninguna pelea, de…nunca lo han creido, no se lo creen, pero fue por ellas dos.

Erase un hombre que recordó cómo se peleaba, con miedo sí, pero sin ceder ni un ápice de su voluntad, salvo que no fuera para respirar de nuevo, y dar el siguiente paso, y el siguiente, y el siguiente, y …

Erase un hombre que nunca se rendirá, ya sea contra un bicho minúsculo e invisible a la vista, como contra la tormenta que intento aplastarlo con agua y viento mientras arrastraba una camilla, entrando en el infierno de una casa para echar abajo puertas y el miedo de quienes moraban en ella, sonriendo cuando solo se veían caras de pánico, dudas por un futuro próximo e incierto, y todo ello porque su viejo amigo, ese que ya acepta como parte de él, le dice que adelante, que aun puede jugar a esa ruleta que es la vida, y en la que muchos juegan con cartas marcadas, pero que él, por caprichos de lo que creyo que le tocaba, siempre juega con dos barajas, porque no tiene bastante solo con 52 cartas.

Erase un hombre que nunca consentirá dejar de intentarlo, porque aunque ha hincado la rodilla no pocas veces y aun sabe que le quedaran muchas más, siempre piensa que… una más, ¡¡¡vamos a por otra más!!!.

Erase un hombre, que aun con miedo… estaré ahí si me necesitas.

8 comentarios en “Hoy toca….

    1. Rosa Nelva Olmos Dominguez

      Me gustó eso de: Hoy toca… no sé, ¿escribirte? creo que a todos nos agrada escribir algo para alguien le toque o no, le guste o no, el placer y el privilegio de hacerlo es lo más lindo y reconfortante

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