Y asi se inicio esta aventura, aventura marcada por los deseos de una mujer, como no, ante la cual, no supe negarme, aunque tambien estaban mis deseos de complacerla.
Asi que , aquí estoy, intentando poner letra a todo aquello que una mujer es capaz de sentir.
¿Sabeis mi señor, lo que me causais?
El indescriptible placer que me ocasiona saber, que solo sonriendoos, noto como tragais saliva, como tiemblan esas manos que con tanta ansia, deseo que recorran mi cuerpo.
¿Y que decir cuando os atreveis a acercaros?
Noto como vuestras manos me acarician el rostro, como vuestros dedos se enredan en mi cabello y un leve gemido escapa de mi garganta, en ese momento, noto como os estremeceis al oirme y ansio aun mas que no os detengais.
Dejo de respirar cuando noto vuestros dedos alrededor de mis senos, cuando esos dedos no tienen descanso en conocer cada rincón de mi cuerpo, este que con tanta ansia estoy dispuesto a entregaros.
¿Como puedo corresponderos?
He de deciros que me asalta una dulce mezcla de miedo y deseo.
Deseo por complaceros, por entregaros todos y cada uno de mis intentos por haceros sentir el hombre mas maravilloso y afortunado de este mundo.
Miedo porque noto como dejais de respirar, cuando son mis labios o mis dedos, los que inician el mismo camino que han hecho los vuestros, aunque en esta ocasión, al alzar la mirada y veros asi, una sonrisa invade mi rostro.
Nunca, hasta esta noche, habia sido consciente del poder del que me acusais, y al susurrrame al oido, vuestra promesa de intentos infinitos por complacerme, no he podido por menos de corresponderos con la respuesta que mis labios desean, seguir saboreando el placer de los vuestros.
Conozco vuestra fama ganada en los campos de batalla, es notoria vuestra frialdad ante el peligro, la indiferencia conque habeis enfrentado peligros sin fin.
¿Por qué entonceis temblais ante una simple caricia prodigada por mis dedos?
Me maravilla esa sensación, he de reconoceroslo, saberme que soy capaz de conseguir lo que mil cañones y diez mil enemigos no pudieron……que susurreis que os rendiis.
Y aun me maravilla mas aun, sabiendo que en esta ocasión, yo tambien me he rendido ante vuestras caricias.
Una eternidad ha transcurrido desde ayer noche, una eternidad de breves horas que no impiden que siga recordando tantos y tantos momentos de placer compartido y entregado.
Sigo recordando como aparece, entre la bruma del sueño, vuestros labios en mi cuello, como vuestros dedos recorren mi espalda, recuerdo como, al girarme y desear veros, vuestra respiración se detenia, y, teneis que perdonarme, una dulce travesura me invadia, al acercarme a vos, solo con una sonrisa y mis manos presurosas a acariciaros lentamente, tan lentamente como me indicaba vuestra respiración.
No nos hacen falta las palabras entre vos y yo, mis labios susurran deseos, mis dedos ansian recordar el tacto de vuestra piel.
Y acordaros, mi señor, que yo tambien deseo seguir soñando con vos