¿Hablar

Digamos, que por una serie de circunstancias, de hecho solo una, la moto que no funciona, he vuelto a usar el transporte publico, coger el autobús, luego el tren y finalmente el metro, para poder llegar al trabajo, y bueno, he de decirte que lo he retomado con cierto placer. Entiéndeme, me gusta la libertad que me ofrece la moto de llegar antes al trabajo o bien, la de disponer de mas tiempo para mi o para cualquiera de mis caprichos, pero no puedo obviar el hecho de que viajar así, sin prisas, que me lleven a mi destino, poder leer, escuchar música e incluso hablar…

¿Hablar? ¿He dicho hablar?

Creo que la única forma de que levantásemos la vista de ese objeto del diablo que es el móvil, aparato utilizado por toda una generación y las que les rodean, seria una bomba atómica, uno de esos pulsos electromagnéticos que salen en las películas y que fundiera todas las pantallas, quizás entonces volviéramos a ver quien esta a nuestro alrededor, quien se sienta dos bancos mas allá, lamentarnos de no estar mas cerca de el o ella para admirarlos mejor, quizás entonces nos atreveríamos a hablar con quien, cada día y en el mismo espacio de tiempo, nos vemos en el mismo tren, bajándonos en las mismas estaciones, quizás nos atreveríamos a contarnos partes de nosotros mismos, a lo mejor iniciamos una conversación en la que nos intercambiamos curriculums, o información de como fue el próximo viaje de descanso y en el que el otro, ese desconocido-conocido de viaje, estuvo antes que nosotros.

Si, lo se, te parece una tontería, pero dime, si estas en una ciudad de mas o menos buen tamaño, cuantas personas ves por la calle, mirando arriba, a esas fachadas modernistas que alguna ciudad tiene, cuantas terrazas de bar ves, en las que las mesas tengan a sus clientes hablándose a la cara y no a través de una fría pantalla de cristal, quizás solo veas a esos guiris, lo digo por su eterna cámara de fotos colgada, admirando aquello que los del lugar desconocen y quizás, como una especie en vías de extinción o un ser de otro planeta, alguien que pasea, mirando a todos lados, cerrando los ojos en ocasiones para disfrutar de un olor concreto, quizás sentado en esa misma terraza, pero viendo pasar a esa gente, admirando el color de esa jarra de cerveza fría, leyendo quizás un periódico, esperando mientras se acerca el/ella…

Y lo peor, lo peor de todo,es que nadie esta inmune a ello, podemos resistirnos, podemos ser parte de esa resistencia, cada vez menor y mas clandestina, pero lo cierto es que acudimos a esa pantalla, miramos quien nos ha enviado algún mensaje o nos reímos con el ultimo chiste, que ha colgado en su historia o aquello que ha comido últimamente, con quien se fue de fiesta, lo felices que siempre están, porque siempre colgamos felicidad, casi nunca y ese casi es muy pequeño, nos atrevemos a decir como nos sentimos realmente.

Formo parte de esa resistencia, soy de los que cuando quedo contigo, apago el móvil, aunque luego lo encienda cuando ya no estoy contigo, soy de los que nunca lo lleva encima en el trabajo aun cuando lo encienda en mis veinte minutos de descanso, soy de los que mira sin descanso esa pantalla, para ver si me enviás algún mensaje por cuanto mas a tardar en llegar, soy de los que apenas pongo fotos miás sonriendo en ese apartado de noticias continuas, e incluso soy de los que , cada vez mas, prefiero hablarte en un audio, antes que escribirte, de los que gracias a ello, al final acabamos llamándonos y escuchándonos, soy de los que disfrutan oyéndote reír por alguna tontería miá y sigo siendo de los que, en este tren que me ha tocado subir hoy, miro a mi alrededor, observo a la gente, barajo posibilidades, creo identidades para muchos de ellos, invento excusas, imagino en suma.

Batalla perdida lo se, pero..¿sabes?, aquí me seguirás encontrando, cuando te atrevas a levantar la vista de la pantalla y corresponder a una simple mirada.