La espada de Damocles

Durante mucho tiempo, era una de esas expresiones que todos utilizamos en alguna ocasión, desconociendo a ciencia exacta que hay detras de ella, y yo no soy la excepción, tampoco voy a darte una detallada revisión sobre dicha historia o leyenda, pero si que me sentí o me he sentido identificado con ella a lo largo de cierto periodo.

Sin darnos cuenta, tenemos siempre la sombra de la duda encima nuestro, aquella que nos confunde en decidir si es correcta la decisión que acabamos de tomar, quizás son esos momentos en los que estamos indecisos de que camino escoger, sin discernir aun en que dirección queremos o debemos ir.

Y en este sentido, una simple nota a pie de un papel te plantea la existencia del puñetero Damocles y de su puñetera espada.

Lo tengo.

No lo tengo.

Lo quiero.

No lo quiero.

En alguna ocasión he reculado, tras avanzar un cierto tramo de esa decisión que me parecía correcta, quizás no ver lo que pretendía, no conseguir aquello que ansiaba, en el tiempo que me había propuesto, ¡¡quien sabe el motivo!!, provoco que echase marcha atrás, que volviera sobre mis pasos, que respirara mas despacio, que cerrase los ojos y que, definitivamente, emprendiera otro camino.

Esa duda me ha acompañado en muchos momentos de mi vida, ha provocado un sin fin de..y si hubiera..quizás si hubiera aguantado…a lo mejor no era lo que yo creía…dudas mas dudas, y todas ellas creadas por algo tan natural como inevitable.

Miedo.

Ese estado en el que somos capaces de realizar los actos mas miserables como aquellos llamados a ser recordados por quienes lo vivieron con uno, como algo casi heroico.

A el le diagnosticaron algo así como una probable sentencia de muerte, quizás a largo plazo, quizás pronta, quizás inexistente, solo le dijeron que faltaban mas datos, mas pruebas, mas miedos en conocer que saldría de un sobre en blanco, que resultado decantaba la balanza.

Nunca fue un héroe, aunque muchos lo recordaban por lo loco que fue cuando la sangre le circulaba rápida por las venas, cuando creía en que era capaz de vencer a los elementos con los que se enfrentaba, así que, le toco mirar hacia arriba y contemplar la espada.

Podría decirte que sonrió y le hizo un corte de mangas, podría decirte que se enfrento con fuerza, con ganas de que solo quedara uno en la pelea que se preveía.

Podría decirte que se hundió, que se adelanto a los acontecimientos, que perdió las ganas, que le abandono la curiosidad de la que tan contento se enorgullecía, que se dijo ..para que…

Pero como siempre, y lo supo mas tarde, hizo lo único que sabia hacer.

Vivir.

Se levanto cada día con ganas, con ilusión por un trabajo que le llenaba, siguió soñando con el mayor misterio para el – las mujeres– , siguió creyendo en lo que era capaz de hacer, de crear incluso en hojas de papel, se maravillo de la suerte que había tenido hasta entonces, aunque algunos, en círculos mas personales, creyeran lo contrario, siguió buscando la música que le llenase el alma, siguió y siguió, sin descanso, sin rencor porque el cuerpo ya no le acompañara con la rapidez que sus deseos le apremiaban.

Durante un año, ha vivido con miedo a una nota a pie de pagina de un análisis, durante un año ha vivido peleando con ese miedo, disfrutando de cada instante que se creaba a su alrededor, negando la opción de rendirse, aun cuando, la dichosa nota…

Le han dicho ya los resultados, la espada sigue ahí, recordándole la amenaza, recordándole que ha de seguir viviendo con plena intensidad, susurrándole que siga riendo, soñando, que nada es para siempre, que todo es un paso hacia delante, que aun le quedan canciones para escuchar, para reír con sus compañeras, para ver con ilusión como su mejor obra, como los buenos vinos, gana con el tiempo.

Me dijo que no había estado mas vivo que cuando le pusieron la espada encima de su cabeza, saber que había una certeza que no podría esquivar…

Brindamos con cerveza y le pregunte… ¿Y ahora ?

Rio en voz alta y me dijo…¿Pedimos otra?

14 comentarios en “La espada de Damocles

  1. elcieloyelinfierno

    «Para aquel que ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza, los festines de Sicilia, con su refinamiento, no tendrán dulce sabor, y el canto de los pájaros, y los acordes de la cítara, no le devolverán el sueño, el dulce sueño que no desdeña las humildes viviendas de los campesinos ni una umbrosa ribera ni las enramadas de Tempe acariciada por los céfiros.» Horacio. Odas III
    ¡Maravillosa y profunda entrada! Tarde a veces nos damos cuenta, que no somos nosotros quienes manejamos todas las variables. Llega el momento, en que las variables nos manejan a nosotros. Y en la vida, siempre somos proclives a la prueba «ensayo-error». Eso sí, sugiero firmemente alejar el «miedo», porque este solo nos paraliza. Por cada minuto de vida, que nos queda impongamos el ser absolutamente positivos en todos los aspectos.¡ Chaval; una vuelta de birra (cerveza) para tod@s, eso sí bien frape (fría)! Un cordial saludo.

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    1. A ver…escribo como terapia, como desahogo de días de trabajo en los que deseas…no sé puede decir,
      Y encontrarme con una crítica como la tuya, con una motivación que ha conseguido unas letras mías…gracias es poco.
      Y cuenta con que te lea!!!.

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