Azar

Azar…sino… destino… casualidad… suerte… ventura… fortuna… karma… dirección… rumbo prefijado… camino…escrito con lápiz y poseedores de la goma para reescribirlo…y el mas bonito para mi, la leyenda china del hilo rojo, en la cual, el destino de dos personas esta fijado por ese hilo rojo, que puede doblarse, crear nudos, dar mil y una vueltas, pero nunca romperse, siempre unido a ese otro.

Cuando eres mas joven, no es necesario precisar la edad para esa sensación, crees firmemente que el destino lo puedes cambiar, que ninguna circunstancia es fija e inmutable, que todo puede ser distinto de como se pretende, ya sea por la costumbre, por la practica diaria, por las experiencias propias y de los demás, por un montón de ideas seudo científicas, por los libros de auto-ayuda que uno nunca lee pero que conoce a sus autores, por esas películas que te hacen vibrar, por tantos y tantos motivos, uno cree.

Pero llegas a una edad mas madura, en la cual tiendes mas a la reflexión, a preguntarte el porque, a cuestionarte, al reconocimiento de tus errores y las consecuencias que acarrearon, a la aceptación de tus triunfos, sin soberbia, con el orgullo y la humildad de lo que te llegaron a costar, a ser sincero contigo mismo como quizás no lo has sido nunca, y es entonces cuando sonríes y te das cuenta de que lo importante no ha sido el destino, sino el camino que comenzaste hace ya tanto que uno nunca recuerda cuando comenzó.

Por ello es que me gusta tanto esa leyenda del hilo rojo, invisible, indestructible ante los giros del destino, del azar, de la casualidad mas delirante, un hilo rojo que crees ver en cada ocasión que se desliá la madeja que lo lleva enredado tanto tiempo, un hilo que entiendes como la conexión que tiene el azar, el destino, karma, casualidad y cualquier otro adjetivo que pudieras crear o buscar, un hilo rojo que ves cuando conectas con alguien, cuando ves que ciertas casualidades entre vosotros dos, no son solo eso, casualidades, sino que estaban ahí, esperando que se cruzaran vuestros caminos, que complementaran el momento que ambos habéis creado, sin saber que estaba fijado en una tela de araña inmensa del azar.

A según que edades, según que madurez alcanza uno, ves todos esos hilos, ves todas esas conexiones, las mismas que te permiten aprender de cada uno de los poseedores del hilo con que ambos estáis conectados, las razones del porque ese momento, y cuando crees que quizás ya has tocado todos y cada uno de los hilos que crees tener, vuelve a surgir el destino, el azar, la casualidad. porque vuelves a encontrar, en un nuevo trabajo, en un día con lluvia, en una simple frase que te dirigen, el siguiente hilo rojo, una nueva conexión.

Quizás, y solo quizás, estemos conectados miles de nosotros sin saberlo, porque en mi caso, hoy he vuelto a ver otro hilo rojo.

Quizás mañana, tras ver un frio numero en una estadística que te indica que han leído algo de ti sin saberlo aun,  quien lee dichas lineas nacidas de ver, juzgar, pensar, creer, opinar incluso, quizás sea otro hilo rojo.

Personalmente, creo que no me canso de seguir descubriendo mas hilos.