Creo que tiene 150 años, o al menos es lo que parece tras esas arrugas y ese andar lento y encorvado, lo veo llegar a lo lejos, como casi cada día que vengo a tomar café a este bar, y como cada vez que ocurre……se obra el milagro, hace aparición el misterio mas grande y a la vez mas resuelto del mundo.
Eres capaz de recordar las veces que te digo, no me mires asi, no te acerques tanto que me pones nervioso….o bien te escucho decir que no es para tanto, que si no eres tan guapa, que si esto que si lo otro.
Si, lo dices y lo digo muchas veces, pero yo, que soy una de las partes interesadas, conozco y vivo esa sensación, así que , ahora intentare explicártelo mejor.
Ese andar encorvado, ese incontable numero de pliegues y arrugas de ese anciano, todo eso, va despareciendo conforme se va acercando al bar, y la culpable es una mujer, y no me preguntes la edad, porque para ser la culpable de la transformación, poco importa la edad, solo es importante aquello que causa.
Ves como se incorpora esa espalda, como ese andar vacilante se convierte en firme, y sobre todo, ves como las arrugas de un tiempo pasado se convierten en medallas de experiencias que, solo el, supo afrontar.
Se acerca a ella,le sonrie, con cierto miedo crees ver, pero ella alza la vista, le devuelve la sonrisa alegre, contenta de verlo, como cuando tu lo haces conmigo…..
Sigo?.
Ese hombre, por quien quizás, en otro momento, solo ves a alguien mayor y fatigado, se acaba de transformar en un hombre contento de serlo, orgulloso de causar y conseguir un gesto así en aquella mujer, y de vez en cuando gira la vista para ver quienes estamos observando y decirnos sin hablar -hay cosas que solo entendemos los hombres – que sigue estando vivo, y es en esta ocasión que tras ver esa sonrisa en la mírada, que alzo mi taza de café y le saludo, compartiendo, como camaradas en una guerra que es la eterna lucha para seguir creyendo en la ilusion.
Hablan, ríen, supongo que comparten anécdotas parecidas quizas, pero lo mas importante, es que para el…….solo esta ella.