Permitir mi señora que antes de comenzar este relato, os advierta que todo el, es fruto de mi imaginacion y aunque quizas podais ver algun atisbo de fantasia o deseo, todo ello es producido por la licencia que aquel que escribe, se permite para complaceros.
Sin mas preambulos…………………….
Tiempo, esta transcurriendo el tiempo con una rapidez con la que no recordaba, tiempo que me permitira contemplar de nuevo el halo que desprende la criatura que hace que mi sangre se espese y casi consiga, solo con una breve sonrisa, que mi corazon se detenga y mis piernas flaqueen.
Aun no entiendo los caprichos de la diosa fortuna que han permitido, que este humilde escritor, comparta velada con una de las mujeres mas increible y desconcertante que en mi vida he conocido.
Vida no muy prodiga en cuanto se relaciona con las feminas, pero tampoco ha sido huerfano de caricias, es por ello la sorpresa de cuanto se relaciona con ella y con los efectos que me causa su sola mencion.
Pero ahi esta, acaba de detenerse su carruaje y ya vislumbro una parte de ella…
Bajais, y tras lanzar una breve mirada alrededor vuestro, vuestros ojos, cuyo color me es tan dificil de describir, me acaban de ver, y se que me habeis visto, porque en ese mismo instante, mi corazon se ha detenido.
Como puedo deciros, que vuestra sola presencia ha eclipsado al sol?
Como puedo haceros entender que solo al oiros, un escalofrio me recorre por las venas?
Pero, es tarde para la retirada, y yo soy hombre que nunca se rindio, es por ello que me acerco a vos y os convido a un paseo.
No oso miraros, tengo miedo que veais en mis ojos tal adoracion que os turbe, que entendais de forma equivocada cualquier sonido que pudiera surgir de mi voz, en el momento que me atreva ha hablaros, pero continuamos paseando, y comienzo a entender a Paris, que lanzo mil naves contra Troya por Helena, quizas como yo siento ahora, por solo teneros a mi lado.
Miradas, palabras, acciones, todo se entremezcla en una sinfonia de momentos que atesoro con pasion en mi corazon.
Perdonad que no pueda describiros, mi lenguaje es parco para definir cada centimetro de vos, pero si puedo deciros que vuestra risa me llena, que vuestra sonrisa me calienta el alma, que el simple hecho de compartir este dia, confesandoos mis secretos, todo ello y mas, consiguen que este que os escribe, crea estar en el cielo.
Pasan las horas, y a cada momento me reafirmo mas en que el azar y el destino juegan con las cartas o dados marcados.
No penseeis que no veo algun defecto en vos, antes al contrario, pero eso me permite creer que sois de este mundo, sino fuera asi, creedme mi señora, que estaria convencido de que un angel ha caido del cielo.
No se si sereis consciente del poder que emana de vos, algun que otro erudito puede que se haya percatado, pero yo que he tenido el honor de pasar estas horas, he de decir que este mundo es afortunado por contar con que alguien como vos camine por sus senderos.
Anochece, y creo recordar que es la primera vez que he odiado al sol por irse y recordarme lo finito de nuestro encuentro, pero aparece la noche y gracias a ella puedo contemplaros con otra luz, aquella que enmascara alguno de vuestros rasgos, que difumina vuestra silueta y que todo ello exacerba aun mas mi imaginacion.
Nos despedimos, las palabras surgen faciles, como en el transcurso del dia, una vez superada la barrera de la incredulidad por haberos conocido, no pronunciamos un adios, en su lugar aparece simplemente una mirada llena de futuros momentos para compartir, un hasta pronto y un breve abrazo, que dado por vos, me recorre cada centimetro de vuestro cuerpo.
Quizas penseis que exagero, pero creedme si os digo que nunca he sido mas sincero en toda mi vida.
Dejad mi señora que crea que existira otra ocasion de compartir unas horas con vos, y si es asi, yo creere sin dudas, en la existencia de un dios benevolente.
Este que se declara vuestro mas firme……., me temo que solo vos podreis colocar el adjetivo que deseeis, el cual yo acatare con sumo placer.